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Activitades de otoño 2025

Pere Vidal Domenech Talleres 13 Agosto 2025 Visto: 61

Este otoño, desde Can Pipirimosca os proponemos talleres y jornadas en las que aprender, conocer y compartir. Empezaremos con unas jornadas de fin de semana sobre Desmontar el discurso de odio.

Podeis elegir entre dos fines de semana, el 27-28 de septiembre, o el 8-9 de noviembre.

Encontrareis más información sobre las jornadas de Desmontar el discurso de odio en el formulario de inscripción:

http://discursodi.increiblesostenible.org

 


 

También seguimos organizando las jornadas de Ecología, Conciencia y Actvisimo, donde conoceremos y vivenciaremos los conceptos de la Ecología profunda, haciendo un trabajo personal y grupal que nos ayudará y recargará de energías para seguir haciendo lo que cuida la vida y el planeta.

Encontrareis más información sobre el retiro de ecología en el formulario de inscripción::

http://retirs.increiblesostenible.org


De quién es nuestro enemigo, o de la deshumanización y el fracaso de la empatía.

Pere Vidal Domenech Opinión 12 Enero 2025 Visto: 1551

Pere Vidal – increiblesostenible.org :
 

En una sociedad donde competir está por encima de cooperar se ve como normal que el adversario, incluso el enemigo, sea alguien a quien vencer o ganar, no alguien con quien dialogar, de quien aprender, a quien cuidar o con quien cooperar.

Los ganadores son los referentes: el ejemplo a seguir; mientras que los perdedores cargan con los estigmas negativos: son aquellos que no lo han hecho bien en el mejor de los casos, o fracasados y hasta malos, en otros.

Este relato no solo nos empuja a ser ganadores, sino que no nos prepara para ser perdedores y, lo que es aún peor, nos invisibiliza el relato del perdedor o enemigo. Tenemos así una incapacidad casi patológica de empatizar con aquellos que consideramos los malos del relato.

 Y no solo eso, sino que confundimos las circunstancias o acciones con el individuo, llevando a lo personal y deshumanizando a aquel que vemos como diferente o enemigo. Todos entendemos que si queremos luchar contra la pobreza, nuestro enemigo no son los pobres, sino los factores que hacen que haya personas que están en la pobreza, igual que en la lucha contra el hambre, nuestros enemigos no son los hambrientos.

De la misma manera, podríamos aplicar esta visión a ideologías, actitudes, acciones, colectivos, o hasta sociedades, culturas o países… Si integramos que nunca nuestros enemigos son las personas, sino las ideas, acciones o actitudes, y entendemos que nuestro mejor aliado es precisamente la persona humana que hay detrás de esa imagen de enemigo, si escuchamos para entender a la otra parte y llegamos a comprender como un humano puede llegar a estar en esa situación, habremos desmontado la imagen de enemigo y estaremos mucho más cerca de sanar el conflicto.

No luchamos contra delincuentes sino contra todo aquello que hace que haya personas que cometen actos delictivos. Del mismo modo, podemos entender que en personas machistas, racistas, fascistas, xenófobas y homófobas, nuestro foco tendría que estar en ayudar a estas personas a salir de estas ideologías que se basan en la negación, denigración o odio hacia el otro. Es tan sencillo (o tan complicado) como cambiar fascista o delincuente por «persona con ideas fascistas» y «persona que hace actos delictivos», y nuestro foco estaría en ayudar a esa persona a salir de esas ideas o actitudes... Lo mismo podemos aplicar a asesinos, abusadores, pederastas y genocidas, aunque si estamos involucrados emocionalmente en los hechos, será mucho más complejo y necesitaremos apoyo, herramientas y empatía primero para poder transitar un camino incómodo y difícil, lleno de compasión, escucha y empatía, donde se reconozcan los daños y se acoja nuestro dolor, para así poder llegar a reconocer la persona que hay detrás de quien generó la herida.

En el imaginario colectivo, tanto narrativo como audiovisual, de occidente, la imagen de enemigo sigue deshumanizada y polarizada a extremos irreales. En películas, historias y narrativas, hay una polarización extrema de buenos/malos, de amigo/enemigo. Los buenos nos representan a «nosotros» y nos identificamos con ellos. De estas personas se nos muestra su humanidad y bondad, tienen familia y son ciudadanos con quienes podemos llegar a identificarnos.

Los malos representan a los «otros», y la trama de la historia los coloca en el lado de los enemigos, aquellos a quienes vencer o eliminar. Estas personas no solo son mostradas como perversas, malévolas y tiranas, carentes de sentimientos y escrúpulos, sino que se los trata como si de objetos prescindibles se tratara. En la ficción lloramos ante el soldado herido compañero de la persona protagonista, pero aplaudimos cuando se ametralla o bombardea a un grupo de personas que están en el lado del enemigo. Pueden ser docenas o centenares, igual que si fueran piedras de un muro, son prescindibles y eliminables. Los enemigos no tienen familia, ni infancia, ni sienten, ni sus vidas tienen valor alguno.

El problema es que esta polarización no se queda en el mundo de la ficción, sino que es una muestra de cómo actuamos y vemos al mundo y a los otros. Para desmontar esa polarización, hemos de ser capaces de ver la maldad en los buenos y la bondad en los malos para llegar, en última instancia, a entender que simplemente todos somos humanos.

El gran (e incómodo) ejercicio de humildad de reconocernos en el lado de los malos y entender cómo los malos se pueden ver en el lado de los buenos es el que nos puede ayudar a desmontar la imagen del enemigo.

Es algo que hacemos los humanos: buscar las noticias o informaciones que confirman aquello que ya pensamos y negar las que lo ponen en duda u opinan lo contrario. Por eso tendemos a consumir los relatos que hacen más malo al enemigo, y no aquellos que lo humanizan y lo asemejan a nosotros. Nos es más sencillo mantenernos en lo que ya pensamos que ponerlo en duda y aceptar la complejidad y la gran escala de grises que es la vida. Es más fácil estar en el Blanco/Negro, en el Bueno/Malo, en el Correcto/Equivocado, negando puntos de vista que ponen en duda el nuestro y dando por cierto aquello que lo refuerza. Es más fácil que aceptar la complejidad de toda situación y reconocer (y respetar) que hay muchas versiones distintas de una realidad y que cada uno tiene la suya.

Es incómodo reconocer que nuestra riqueza o desarrollo está basado en parte en el colonialismo europeo agresor y expoliador. Incómodo y doloroso vernos genocidas en los ahogamientos de inmigrantes en el Mediterráneo. Aun así, podemos ver en nosotros la humanidad subyacente.

Acabar con los conflictos y las injusticias pasa por dejar de ver como enemigas a las personas y empezar a preguntarnos, entender y encarar qué factores han llevado a una persona (o sociedad) a actuar o a pensar así, tanto al otro como a nosotros. Y sobre todo pasa por un trabajo personal, lleno de humildad y compasión, para ver (y respetar) la humanidad en todas las personas, independientemente de su color de piel, procedencia, religión o ideología, sean afines o contrarias a lo que pensamos, sean amigas o enemigas.

Porque nuestro verdadero enemigo es la deshumanización del otro, muy visible en los discursos de odio, pero no tan visible cuando lo aplicamos a los que consideramos enemigos o aquellos que nos caen mal o etiquetamos como malos. La deshumanización del enemigo nos aleja de podernos entender y es una muestra clara que en nuestra sociedad tenemos grandes carencias. Y tal como empezaba, acabo: hablando de perdedores y fracasados. Nuestros fracasos nos indican claramente dónde podemos mejorar. Porque ser incapaz de ver la parte humana en el enemigo muestra el gran fracaso de nuestra empatía.


Autor de l'article: Pere Vidal - increiblesostenible.org

Artículo publicado bajo CreativeCommons: uso gratuito, hay que citar la fuente (increiblesostenible.org) y los derivados también han de ser gratuitos y nombrar al autor.

Pere es activista ambiental y social, y en la actualidad es también concejal de las CUP en Valls, partido anticapitalista y asambleario. En Valls Vox tiene un concejal. Desde enero del 2024 Pere realiza en distintas poblaciones la charla “una mirada al conflicto del oriente próximo desde la empatía y la no violencia”, precedida de un documental sobre objetores israelís. En estas charlas Pere comparte su experiencia en Israel y los territorios ocupados como punto de partida para poner el foco en la insensibilidad de la sociedad europea y occidental ante el sufrimiento humano ajeno, así como el crecimiento del discurso de odio y el racismo y colonialismo aun vivo en nuestra sociedad, invitándonos a deconstruir la imagen de enemigo para abrir las puertas a encontrarnos como humanos.

También realiza talleres donde deconstruir la imagen de enemic invitando a un enfoque más compasivo y empático del otro como base para desactivar conflictos y desmontar prejuicios. Si quereis participar o organizar charlas o talleres, contactad con el autor. 

Creative Commons License
This work is licensed under a Creative Commons Attribution-ShareAlike 4.0 International License.

 

¿Saldremos de esta pobres o ricos?

Pere Vidal Domenech Opinión 11 Mayo 2020 Visto: 3254

Que la situación actual supone un cambio en la sociedad, todo el mundo lo tiene asumido. Lo que no veo tan claro es la imagen que muchos tienen de este cambio y cuantos, tan pronto salgamos, volverán a buscar el mismo enfoque orientado al beneficio económico ... También me pregunto cuánta gente pensaba que vivíamos en una sociedad ideal a la que no le hacía falta ningún cambio ...

 Para los que hemos viajado y vivido en otras culturas y países y hemos tenido el regalo de ver nuestra cultura desde fuera, la imagen que muchos tienen de país avanzado o primer mundo nos queda seriamente cuestionada. Claro, para autodenominarnos avanzados, lo medimos con criterios económicos y tecnológicos.

La duda que me planteo es que si lo midiéramos por cómo valoramos los cuidados, tanto a los débiles como a los desfavorecidos, como al planeta y a los ecosistemas, por cómo acogemos, integramos y aprendemos de otras culturas, si valoráramos por cómo nos relacionamos con los vecinos y nuestras habilidades para cooperar en vez de para competir, quizás nos encontraríamos con una sorpresa y nos daríamos cuenta de que en muchos aspectos estamos en el tercer mundo y que en estos aspectos, una tribu de la selva es mucho más avanzada que nosotros.

 Se da la paradoja que también vivimos en el tercer mundo en humildad y difícilmente la sociedad está suficientemente madura como para aceptar que somos menos y que podemos aprender mucho de aquellas personas que dejamos ahogar en el mar. Sí, en humanidad también estamos en el tercer mundo, este que tiene los recursos para acabar con el hambre pero no sólo deja que todavía haya gente en el planeta que muera de hambre, sino que explota y expolia los recursos naturales de los países mal llamados «pobres».

 Y estos criterios simplemente económicos / tecnológicos para valorar nuestro entorno ahora se vuelven en nuestra contra. Es un cuchillo de doble filo. Si seguimos manteniendo esta visión, el panorama que nos encontraremos en nuestra sociedad posterior al confinamiento pinta ya desolador ...

 Es pero una oportunidad para cambiar el criterio con el que medimos la sociedad y nuestra propia vida. Estamos en una sociedad que vive de espaldas a la muerte, cuando afrontar la muerte nos ayuda a poner el valor real a las cosas. Las cosas más importantes en la vida no se miden con dinero, no hay que esperar a tener el aliento de la muerte en la nuca para pensarlo. Estamos en una sociedad donde se busca la felicidad en el consumo, poniendo la esperanza de ser más feliz en el comprar o el consumir, cuando en realidad esto nos ha llevado a una infelicidad constante y a destruir el planeta en un consumo excesivo, abusivo y desmedido. Estamos en una sociedad donde lo que interesa es tener consumidores y mano de obra para producir, no personas con criterio, maduras y conscientes .... ¿Es tan difícil ver que no se trata de tener más sino de ser mejor? Para ser buena persona, no hace falta dinero sino humildad y muchas otras cosas donde el dinero pintan poco..

  Si algo podemos aprender de esta situación es que podemos vivir con menos, y que hay muchas cosas que podemos hacer en las que no intervienen el dinero y que nos aportan mucho.

Si cambiamos los criterios con que medimos nuestra vida, podemos salir de esta ricos y continuar ricos durante lo que nos queda de vida:


  Ricos en relaciones con otras personas, en crecimiento y conocimiento personal, en habilidades culinarias, en cooperar y ayudarnos, en amigos de calidad ....

 Ricos en tener una naturaleza menos contaminada, más fértil y con más biodiversidad. Esta primavera es la más fértil que recuerdo.

 Ricos en saber autoabastecernos, cultivar, reparar, y en vivir de una manera más sencilla.

 Ricos en saber utilizar el tiempo de otro modo, en encontrar la felicidad en la actitud, no en los objetos.

 Ricos en conversaciones más profundas, en menos superficialidad, en saber escuchar a los demás, en humildad, sabiduría y madurez.

 Ricos en dejar un planeta mejor que el que hemos encontrado, en sentir la satisfacción de hacer lo que aporta a los demás y a nosotros mismos.

 Ricos en saber que la mejor riqueza es tener un entorno de amigos y gente a la que amas y te aman.

 Ricos en dar un sentido a la vida y saber que cuando encaremos la muerte lo haremos tranquilamente, con una sonrisa y teniendo la certeza de que nuestra estancia en este mundo nos ha aportado y hemos aportado, que hemos utilizado el tiempo para nutrirnos y a la vez aportar en positivo por donde hemos pasado.

   Dejemos que los pobres sean aquellos que acumulan dinero y dedican todo su tiempo a acumular más porque el criterio que marca sus vidas es el beneficio económico ... En cierto modo me entristece pensar que tal vez en los últimos momentos de su vida se darán cuenta que todo lo que han acumulado en dinero o pertenencias no les sirve de nada porque la vida se mide en tiempo y en lo que le hemos puesto el tiempo, y su tiempo lo han dedicado a venderlo a cambio de dinero ...

 Me viene a la cabeza lo que decía Galeano: «Pobres, lo que se dice pobres, son aquellos que no saben que son pobres.»

 
Autor del artículo: Pere Vidal - increiblesostenible.org

Articulo publicado bajo CreativeCommons: uso gratuito, hay que citar la fuente (increiblesostenible.org).

Creative Commons License
This work is licensed under a Creative Commons Attribution-ShareAlike 4.0 International License.

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